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Cómo evitar comer por ansiedad

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Con la comida se ha generado una relación equivocada de odio o de amor, lo cierto es que, al no ser un ser animado, sin importar que haya sido un animal antes de convertirse en alimento, no posee ninguna facultad que cree un vínculo emocional, aunque en la mayoría de veces la gente así lo sienta y piense. Esta creencia desencadena una serie de eventos que van distorsionando la idea de comida que tenemos. A veces la comida es castigo, y otras, felicidad, abundancia, consuelo, poder, etc. A nuestro alrededor existen muchos ejemplos de lo que la comida significa para cada quien. Así, cuando comemos por ansiedad, el alimento está supliendo algo que falta y que no sabemos identificar.

Este problema aparentemente secundario forma parte de los trastornos de la alimentación y quienes lo padecen tienen o pueden desarrollar sobrepeso y obesidad, sin contar los problemas que de estos se desprenden. Es posible y es necesario atender esa ansiedad que provoca que comamos en exceso y que jamás estemos satisfechos, aunque esa insatisfacción podría ser emocional.

El trabajo para controlar la ingesta de alimentos bajo la ansiedad debe ser consciente y se debe depositar un gran esfuerzo para lograr hacer cambios reales y a largo plazo. Pero como el problema no posee una causa única para todas las personas, enlistamos a continuación algunos elementos que podrías tener en cuenta para ayudar a frenar esa ansiedad.

Pensar qué significa la comida para ti

Como decíamos al inicio, la comida adquiere emociones que no posee y valores que hemos depositado en ella de manera personal o socialmente, así que es importante reflexionar cómo nos relacionamos con la comida y tener en mente que, aunque es necesaria para vivir, no es quien debería controlar nuestra felicidad y es tan necesaria e inerte como el aire que respiramos.  

Tener la intención de cambiar

Si has identificado la razón o posible razón de tu ansiedad, y además reconoces que tienes un problema, debes estar convencido de querer cambiar esa conducta y los malos hábitos que la acompañan, aquí comienza un proceso de cambio donde la fuerza de voluntad es vital, el trabajo no es fácil, pero valdrá la pena.

Establecer una rutina

Lo rutinario puede ser aburrido, pero cumple una función dentro de nuestra vida, y es la de automatizar ciertas labores o acciones para concentrarnos en cosas más importantes. La comida debe formar parte de esa rutina con horarios fijos para no sufrir malpasadas y no generar ansiedad por la falta de alimento que requiere el organismo. Se recomiendan 4 o 5 comidas pequeñas al día, o 3 comidas por día con dos colaciones entre ellas.

Jamás saltar el desayuno

 Durante la noche el cuerpo no ha recibido alimento, pero por la mañana requiere que se le proporcione para generar energía. Si no se desayuna pensando que de esa forma se limita la ingesta de alimentos, por la noche el hambre será doble, o lo que es peor, la ansiedad nos hará comer el doble sin necesitarlo.

Aumentar la ingesta de proteína

La proteína provoca la sensación de saciedad durante las comidas, de esta forma las horas en las que el cuerpo permanecerá sin sentir hambre se extenderán. Esto no sucede con la comida alta en azúcar, pues su efecto dura poco y las calorías que aporta son altas.

Mantenerse ocupado

¿Cuántas veces se nos pasó la comida por estar concentrados en otra labor? Esto sucede porque nuestros pensamientos no están únicamente enfocados en la comida, la ociosidad puede generar la idea de que tenemos hambre o la sensación de ansiedad que sólo es aplacada con comida. Leer, caminar, regar las plantas, pueden ser algunas de las actividades que llenen esos espacios de la rutina, incluso pueden ser enriquecedores como dedicar tiempo para aprender algo nuevo.

Eliminar tentaciones

Si sabemos que no podemos resistir la tentación a comer helado, evitemos guardar un bote en casa. Por lo menos tendremos que salir hasta la tienda y caminar para poder comprar uno, tal vez cuando lleguemos la ansiedad haya pasado.

Reducir el consumo de azúcar

El azúcar llama a más azúcar. Procura reducir paulatinamente el consumo de azúcar, pues la ingesta de esta provoca mayor ansiedad por consumir más y más. Puedes comenzar con beber el café sin ella, dejar los dulces o evitar los refrescos.

Dejar de obsesionarse con dietas

Esas dietas que encontramos en la red a montones, generalmente son extremas y desproporcionadas, sólo participan de la ansiedad sin generar resultado alguno. Si requieres una dieta, que esta sea guiada por un especialista en consulta.

Beber agua natural

En ocasiones cuando no conocemos bien nuestro organismo, se puede confundir el hambre con sed. Eleva tu consumo de agua natural a 8 vasos por día, verás que tu ansiedad disminuirá con el tiempo y tu cuerpo lo agradecerá en tu piel y cabello.


Si tienes problemas para mantener un peso saludable y has intentado diversos método para intentar perder peso nada ha funcionado, tal vez la cirugía bariátrica pueda ser tu solución, cuenta con una tasa de éxito del 97% en comparación a otros métodos.




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